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Miércoles, 11 Marzo 2020 12:23

Sandman

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THESANDMANELLIBRODELOSSUEÑOS

JORNADA ÚNICA

La escena es un islote que flota en la nada.

 

PERSONAS:

 

CIUDADANO

PÚBLICO

 

Vemos un terruño arrancado de cuajo flotando a la deriva en el vacío gris e infinito. Sobre el piso del islote se mantiene en pie un individuo de peinado desmadejado y jersey de lana viejo y arruinado. El hombrecillo permanece mirando el centro de la isla, en donde se puede atisbar una mancha de ceniza negra. Se niega a dar la vuelta y le habla al Público sin mirarlo de frente. 

 

CIUDADANO. No me cabe duda de que Sandman es un cómic para niños…

PÚBLICO. ¡¿Cómo dice usted, Ciudadano?! ¿Desvaría otra vez?

CIUDADANO. Yo nunca dejo de desvariar, caballero. Pero me reafirmo:  Sandman es un cómic para niños.

PÚBLICO. A ver, a ver… ¿Estamos hablando del mismo cómic? ¿Ése que se está reeditando via Planeta-De Agostini en pomposos tomos negros con letras doradas? ¿Ése con lesbianas, transexuales, caras recortadas de cadáveres que se cuelgan de la pared y hablan, asesinos en serie salidos de las pesadillas más horripilantes, bebés conservados en formol que devoran a otros bebés, todo explícitamente gráfico, el mismo cómic, entonces?

CIUDADANO. El mismo que viste y calza. Sandman, de Neil Gaiman.

PÚBLICO. Pues no puede andar más equivocado, señor mío.

CIUDADANO. Caballero (o dama), sepa usted que yo no ando, no tengo tal costumbre. Paseo, eso sí. Por lo tanto, reconozco abiertamente que puedo pasear equivocado, no lo dudo. Pero que Sandman es para niños, eso es irrefutable.

 

PÚBLICOSandman es otra prueba fehaciente de que hace ya muchos, muchos años que el cómic, ese noveno arte, ya cumplió la mayoría de edad y no tiene nada que envidiarle a la literatura o incluso a la pintura (no hay más que ver las increíbles ilustraciones de Dave McKean para reconocer esta tesis). La escritura de Neil Gaiman goza ya de prestigio internacional e incluso tiene sus propias adaptaciones para el cine, véase Coraline; o sea, que no se puede negar que el cómic también vale para los adultos. Comprenderá usted entonces que lo que dice es una estupidez.

sandman page

CIUDADANO. Sí, sí, eso está muy bien, pero yo no pretendo aquí (donde sea que sea “aquí”) y ahora (donde sea que sea “ahora”) sentar cátedra ni establecer panegírico alguno hacia ese noveno arte que usted menciona. No creo que lo necesite…

PÚBLICO. Por supuesto que no lo necesita. Que se jodan los estrechos de mente que aún hojean un “tebeo” (con todas las admirables implicaciones que tal término posee) y se creen que están por encima de esas “cosas de niños”… llegados a este punto, insisto: Sandman no puede ser considerado un tebeo para niños; afirmar tal disparate sería dar un paso atrás en defensa de este noble arte.

CIUDADANO. Disiento. Llegados a este punto, creo necesario traer a colación los motivos que han suscitado la creación de tan disparatada teoría y que demuestran por qué los cómics para niños tienen que leerlos los adultos.

PÚBLICO. A ver, a ver… me tiene usted en ascuas.

CIUDADANOSandman nos habla de los sueños, de las imbricaciones que éstos acusan en relación a nuestra infancia y a nuestros deseos insatisfechos. No es casualidad que los hermanos del Eterno del Sueño sean Deseo, Delirio, Desesperación, Destrucción, Destino y Muerte. Todas estas entidades  representan facetas inacabadas del ser humano, y, por ende, de toda criatura auto-consciente. Cuando deseamos algo, ¿qué hacemos los hombres sino soñar? Cuando deliramos, ¿qué hacemos los hombres sino soñar? Cuando desesperamos, ¿no estamos soñando acaso? Cuando destruimos, ¿no es un sueño de creación lo que nos conduce a tales derroteros? ¿Y qué decir del destino? ¿Es sueño lo que nos aguarda el día de mañana o no? ¿Es sueño el recuerdo, el curso del tiempo, la existencia pretérita o acaso no lo es?... ¿es soñar el morir? ¿No llaman a la muerte, ciertamente, “el sueño eterno”?  ¡Lástima que el señor Gaiman no parezca conocer la obra de Calderón! ¡Cuánto gozo hubiera proporcionado un número de Sandman dedicado a La vida es sueño!

PÚBLICO. Bien, hasta ahora nada de lo que está diciendo suena a disparate; pero desconozco la relación de su discurso con la absurda teoría que nos ha conducido a este debate.

CIUDADANO. Ah, ¿no es obvio, querido amigo? Lo que quiero decir es que jamás, jamás antes un servidor había sentido el corazón de ese niño que guarda dentro tan vivo, tan inquieto, tan reconocible como leyendo este cómic. Jamás un cómic me ha dado tanto, porque me ha permitido soñar, soñar como sueñan los niños, sin conciencia de existir, pensando, eso sí, que los sueños existen. ¿No es eso la eternidad?

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PÚBLICO. Entiendo…

CIUDADANO. Reconozco que muchos libros me han proporcionado tales encuentros conmigo mismo; obras “imperecederas” (ya sabemos la embarazadora mentira que guarda tal valoración) que me han revivido al niño que hiberna en mi interior durante momentos de lectura desnuda y tierna como el baño de una madre en la niñez. Pero tener de nuevo en mis manos estos ejemplares y releer estas viñetas me ha proporcionado placeres a los que años antes, cuando aún era fingidamente salvaje, no podía acceder por pura compulsión o por simple ignorancia.

PÚBLICO. Sí, yo también…

CIUDADANO. ¿Usted también lo siente? ¿Nota que estaba él ahí? ¿El niño que juega a matar, a conquistar mundos, a ser amado por reyes y reinas? ¿El soñador o el que sueña con ser soñado? ¿Ve por qué opino que Sandman está destinado a un público infantil?

PÚBLICO. Hombre, ahora está cristalino. Usted lo que quiere decir es que…

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CIUDADANO. Que somos, gracias a lecturas como Sandman, adultos que se quedan dormidos imprudentemente y que, en ese momento de dulce descuido, son rebanados desde dentro como vainas o capullos sin valor para dejar salir a los niños que sueñan con la caza, el arrojo y el correr río abajo por entre piedras y caballos dorados que rugen y…

PÚBLICO. ¡Joder! ¡Tiene usted la insoportable manía de interrumpir a los demás y de no dejar de decir insensateces! ¡Con usted todo es absurdo y lamentable, sépalo de una vez! Si pudiera, ah, si pudiera, me hubiera largado de aquí hace ya años y no volvería a verlo y no tendría que aguantar sus desvaríos. Sería tan feliz entonces…

CIUDADANO. Siento haberle interrumpido, créame, pero asuma usted de una vez por todas que ES EL PÚBLICO y que aquí (y repito una vez más que no sé dónde es aquí) yo soy el que habla y usted es el que escucha. O debería ser así si no fuera por mi debilidad de carácter e inconstancia pertinaz. En realidad, usted no tiene voz, sólo ojos, u oídos, y yo no tengo rostro (o tengo infinitos).

PÚBLICO. Vaya, me deja de piedra. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo en decírmelo?

CIUDADANO. ¿No le acabo de decir que soy un inconstante?

PÚBLICO(Pensativo). Muy bien. Comprendo lo que me está contando. Y, ya que lo dice –y como llevamos tanto tiempo juntos–, quisiera preguntarle…

CIUDADANO. Ah, más preguntas, qué delicia no saber responderlas.

PÚBLICO. Bueno, como usted crea, pero, por dios bendito, ¿tiene alguna idea de cómo se sale de aquí?

CIUDADANO. No sabría qué responderle... ¿qué tal si cierra los ojos?

 

Se baja el telón. Detrás, la isla, que sigue flotando en la nada coloreada de un gris mate, se va alejando mientras su pasajero aguanta el tipo hasta representar ambos (piedra y ciudadano) un punto lejano en el imposible horizonte de cartón piedra. Sobre algún asiento de las primeras filas, una fina arena dorada brilla a la luz de las candilejas.

sandman arena

Leer 1871 veces Modificado por última vez en Miércoles, 11 Marzo 2020 12:52
David Puertas Aguilar

Profesor del Ámbito de Comunicación - Lengua

Jefe del departamento de Comunicación

david.puertas@cepacastillodealmansa.com 

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